Señorita Colombia 2018: el año en el que (casi) todas se vieron iguales

Por Meli.
Otro año, otro ramillete de mujeres esbeltas con cabelleras exuberantes y los mismos vestidos color cristal de siempre. Parte de mi identidad como colombiana está conectada con el tema de los concursos de belleza, es una tradición para muchos de nosotros y por eso lo sigo viendo, pero me entristece cada año la falta de creatividad en cuanto a las elecciones de vestuario.

Sí, hay unos lineamientos no oficiales para este tipo de vestidos, tienen que tener ciertas características para funcionar correctamente en el contexto de un reinado, ¡pero eso no significa que todos tienen que verse iguales! Ya es bastante difícil diferenciar a las candidatas cuando tienen los mismos peinados, el mismo maquillaje, los mismos dientes y los mismos zapatos...

Para rematar, las pocas que se arriesgan con colores, siluetas o acabados distintos, normalmente eligen vestidos poco favorecedores, anticuados o sencillamente FEOS.

En todo caso, no podemos dejar de comentarlos con ustedes, así que aquí están las diez semifinalistas (y sus vestidos) en orden alfabético, y de antemano ofrecemos disculpas por las fotos, pues no son de calidad óptima.

Antioquia
Cristales ✔ Plumas ✔ Escote corazón ✔ Transparencia ✔ Todo lo que “debe” estar en un vestido de concurso de belleza está en este, excepto originalidad. Al menos le ajusta a la perfección, el largo no le deja ver las horribles plataformas de los zapatos y en general es favorecedor. Pero, sobre todo, no es transparente en la falda, que para nosotras es el peor pecado de la moda de reinados.

Atlántico
¡Al menos algo ligeramente diferente y con un color distinto al plateado! Lamentablemente no todas son buenas noticias: aunque la parte superior es brillante y bella, de la cintura hacia abajo hay muchos problemas, empezando con la asimetría de la falda (que la hace ver mal acabada, a las carreras) y terminando con los peores zapatos tipo Frankenstein que hemos visto en años.

Bogotá
Dentro de este universo tan particular de vestidos, este se desvía solo un poquito del estándar gracias al detalle diagonal del escote y los flecos tipo flapper. De resto, más de lo mismo. Nadie se va a acordar de ella ni de su vestido pasado mañana.

Bolívar
Y este es un ejemplo de los mismos códigos del mundo de los concursos pero mal utilizados. Una abertura excesiva en la pierna, una silueta que no exalta en gran medida su figura y una mala ubicación de los detalles (los cristales de mayor tamaño). No es el peor que hemos visto, pero eso es lo único positivo que tenemos que decir sobre él.

Caldas
Sí, muchos lanzaron inmediatamente el comentario de que parece una quinceañera, ¿pero saben qué? Al menos no era igual que los demás y causó algo de recordación. El otro punto positivo del vestido es que el material es realmente bello y la silueta es en general hermosa y clásica, pero nada puede arreglar el hecho de que la rigidez de la estructura de abajo lo hacía ver ridículo al desfilar y la transparencia de la falda dejaba ver el armatoste. ¡Fatal!

Cartagena
Esta fue personalmente mi favorita. ¿Mismos códigos de siempre? Sí, pero bien ejecutados, con un mínimo de color y sin falda transparente. ¿Se lo imaginan en un color vivo, que contraste con su tono de piel? Hubiera sido fabuloso.

Córdoba

A falta de una buena foto, les conseguimos un video. Lo hemos visto varias veces pero aún no sabemos qué opinar sobre el vestido porque el collarín ortopédico cubierto de cristales que no la deja mover el cuello no nos deja concentrar.

Magdalena
Ay, Magdalena, ¿por qué eres así? Toda Colombia se dio cuenta de que tu trasero es tu mejor atributo físico, ¡pero eso no es excusa para desfilar por el escenario con un traje de baño y un pareo de cristales! Hay gente más cubierta en una playa nudista.

San Andrés
El propio, único e inigualable Franken-dress: cristales, apliques, boleros, abertura extrema, asimetría, cola y un escote incomprensible. Al menos en un mes puede volver a usar el vestido como arbolito de Navidad de tantas cosas que lleva encima; literal solo le falta ponerle lucecitas y listo para cantar la Novena.

Valle
Cuando la vi por primera vez con el vestido de gala, pensé “ella está vestida para ganar”. No porque fuera el mejor vestido, sino porque era el que más decía “reina”. Mismos elementos, con un par de detalles diferentes, como el escote de un solo hombro, el manejo de la transparencia en la falda y los patrones de líneas curvas a todo lo largo. Y bueno, ganó.

En conclusión, estamos contentas porque no hubo más vestidos de baño con pareos este año, pero tristes por la falta de originalidad en general. Sí, la idea es resaltar los atributos físicos de estas jóvenes, pero eso no debe ser excusa para sacrificar creatividad y diseño. Reinas, asesores y diseñadores: ¡superen la adicción a los cristales!



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