Más que playa, brisa y mar en Plataforma K 2015

Por Melissa Zuleta Bandera.

Pasó otra edición de Plataforma K (la número once, para ser precisos), y lamentablemente solo pudimos estar presentes en cerca de la mitad de los desfiles, pero aun así pudimos darnos una buena idea de lo que la feria fue este año.

Fotos: Cámara Lúcida.


Nuevamente, la idea fue apostarle al universo beachwear con fuerza, pero dándole un espacio en pasarela a propuestas ready to wear en colecciones de verano.

La invitada internacional de este año fue Ágatha Ruiz de la Prada, quien fue muy honesta y admitió que cuando se enteró del caliente clima de Barranquilla, decidió no mostrar la colección de invierno que tenía preparada y en cambio, armar una muestra con piezas de distintas colecciones de su "ropa feliz".

'Verano 2015' fue entonces una pequeña muestra de la identidad de la diseñadora más allá del concepto que encierra una colección puntual, demostrando el común denominador que empapa todo su trabajo: explosión de colores vivos y derroche de alegría.


Rodeadas de música estridente y juguetona, las modelos reflejaron en sus rostros y su andar esa alegría. Conjuntos estampados y looks compuestos de una sola pieza demostraron que el tema del color y la felicidad no se limita, sino que se extiende a todo tipo de cortes y siluetas.

Predominaron los vestidos, entre los que hubo desde los más sencillos (de corte amplio, sin botones ni cremalleras) hasta los más elaborados en su construcción (con dobladillos abombados, apliques circulares de telas en contraste, lazos y cortes en forma de corazón).


Este tipo de pasarela la vemos desde dos puntos de vista. Por un lado, aunque es una lástima no ver una colección inédita y “coherente”, sobre todo porque se notaba que eran prendas que no tenían un hilo conductor, pero considerando el poco tiempo que tuvo para prepararse y que venía más como invitada que como diseñadora a mostrar una nueva propuesta, el público disfrutó la puesta en escena.

Por otro lado, aunque los asistentes se contagiaron del espíritu de lo que es Ágatha Ruiz de la Prada, tenemos que preguntarnos hasta cuándo van a venir diseñadores internacionales a mostrar colecciones de retazos (por muy bellos que sean) a nuestras pasarelas. Yo creo que la respuesta es hasta que nuestras ferias se consoliden como escenarios no solo válidos sino también reconocidos internacionalmente para tal fin, y para eso creo que todavía falta.


Más allá de eso, el punto negativo del desfile estuvo en la parte de logística. Al ser una diseñadora de esa talla, era claro que iba a tener el público más grande de todos los desfiles, y aunque en general no hubo mayores problemas en cuanto al ingreso de público, sí se presentó aglomeración en la entrada de prensa e invitados especiales.

Tal como lo hemos dicho en otras ocasiones, cuando organizas un evento tienes que recordar que LA GENTE SE DESCONTROLA. Suena feo, pero es la verdad, y hay que tomar todas las medidas necesarias para mantenerlos a raya, incluyendo a los invitados especiales. Además, a los de más alto calibre, que no los vas a poner a hacer una fila y esperar en el tumulto, organízalos desde antes para evitar inconvenientes y que la gente se desespere.

Volviendo a la moda, tuvimos oportunidad también de ver la colección de Camilo Álvarez, que fue claramente fiel a su estética urbana.


Un aire desenfadado y sin esfuerzo atravesó toda la propuesta, caracterizada por un balance entre la rigidez de los colores (negro, uva, navy, gris y blanco) y la soltura de las siluetas, que en algunas prendas se componía por cortes complejos y elaborados y en otras por líneas limpias y simples.


El toque divertido vino por cuenta de los zapatos y acentos verde neón, que cobraron especial importancia en el cierre, a oscuras y con luces ultravioletas.

No vamos a dedicar más de un párrafo al desfile de Uniautónoma (si quieren ver las fotos, están aquí). Basta decir que fue, como es costumbre, una pasarela meramente estudiantil, dedicada a demostrar una serie de lo que parecían ejercicios de experimentación con dénim que de ninguna manera se consolidan como una colección real fuera del mundo de las aulas de clase. Y ojo, esto no es exclusivo de esa universidad, es un mal generalizado en la gran mayoría de las pasarelas estudiantiles del país.

Agua Bendita y Touché son un buen ejemplo de lo que significa la diversidad en el universo swimwear. Hay muchos que dicen que para hacer un traje de baño solo hay que coser tres pedazos de tela y listo, pero para hacer una propuesta verdaderamente distinta, pueden voltear a ver estas dos marcas.

Agua Bendita.

Mientras que por un lado, Agua Bendita le apunta a los detalles a mano, el aire étnico, variedad de estampados coloridos y detalles artesanales, además de una amplia variedad de complementos bien elaborados como pareos, blusas, vestidos y chaquetas (todo lo cual se han vuelto característicos de su identidad), Touché se va por otra línea y se enfoca en el diseño de siluetas y cortes interesantes, jugando con pliegues y formas, manteniendo una paleta de colores más reducida y apostando con fuerza a los sólidos, las figuras geométricas y los estampados más discretos y selectos. Son dos planetas completamente distintos en el mismo universo.

Touché.

El cierre de la feria no pudo estar en mejores manos. Argemiro Sierra llevó a la pasarela de Plataforma K una colección no solo increíblemente bella, sino completamente coherente, contemporánea y 100% mercadeable.


El público asistente pudo percibir exactamente lo que el diseñador antioqueño quiso transmitir: femineidad, tranquilidad y sensualidad. Una mezcla nada fácil de conseguir –según dijo el mismo Sierra–, lograda a través de los materiales, colores y cortes correctos, manteniendo su sello personal: la elegancia en todas las ocasiones.

El desfile comenzó con prendas en blanco y negro, de aire sobrio y sofisticado, y un trabajo detallado de texturas que se vio a lo largo de toda la colección: bordados pequeños, encajes, lentejuelas, apliques, taches, sutiles transparencias, toques de brillo y flecos, algunos de ellos tan pequeños que asemejaban plumas.


Las siluetas sueltas y cinturas caídas recordaban por momentos el estilo flapper de los años 20, pero más como un brevísimo homenaje que como una añoranza.

Los estampados fueron bañando las piezas poco a poco, principalmente en rojo (líneas delgadas, círculos, ramas) y luego con varios colores en rayas horizontales hacia el final del desfile, largamente aplaudido por los presentes.

Otro aspecto a destacar este año fue la inclusión de la Pasarela Sol, a las afueras del escenario donde se presentaban los desfiles principales. Nos parece maravilloso dar la oportunidad a otros diseñadores y marcas de mostrarse en una puesta en escena que el público tanto disfruta, y esperamos que la experiencia se repita, aunque un poco mejor organizada y más rigurosa en los tiempos, para que los desfiles no se crucen con los del interior.

En conclusión, nos gustó esta edición de la feria, y aunque nos alegra que haya encontrado su nicho, en los años siguientes queremos ver en pasarela más propuestas beachwear diferenciales, únicas, distintas a lo acostumbrado, para demostrar que hay mucho más en este universo de lo que la gente cree.

¿Ustedes tuvieron oportunidad de asistir este año a Plataforma K? ¿Qué les pareció? Cuéntennos en los comentarios y no olviden seguirnos en redes sociales: Instagram, Facebook y Twitter.

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